MARPHIL TRAVEL | 22 Agosto 2022
En el norte de Polonia la brisa del mar Báltico se cuela por los callejones de altas y estrechas casonas de los mercaderes del ámbar que hicieron de Gdansk una de las ciudades más ricas y perfectas de Europa. Siempre fue una próspera ciudad-estado con sangre germana ligada al comercio, pero se topó con un siglo XX que la zarandeó sin piedad a través de guerras que casi terminan con ella. Vio el comienzo y el final de la II Guerra Mundial como ninguna otra. La que hasta 1939 era conocida como Ciudad Libre de Danzig era atrapada por el Tercer Reich, mutilada por los bombardeos aliados y controlada posteriormente por los brazos alargados de la etapa más dura del comunismo soviético. Una vez dentro de Polonia, con la melancolía de saberse grande en tiempos pasados, surgió la figura de Lech Wałęsa para empezar a cambiar las cosas desde los astilleros y llevar al país directamente al siglo XXI. Entonces Gdansk recuperó el color que había perdido y ahora se siente orgullosa de ser una de las ciudades más bellas del continente.
Caminando por las calles empedradas, a la sombra de espigados edificios que recuerdan a casas de muñecas, descubrimos que Gdansk tiene mucho que ver y que mostrar a quien llega a la considerada como la capital mundial del ámbar y lo único que desea es perderse por su agitada historia.
No es baladí la concesión del Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2019 a la ciudad polaca de Gdansk, enarbolándola como un «símbolo histórico y actual de la lucha arriesgada por las libertades cívicas en un punto crucial donde el espíritu de Europa consigue renacer una y otra vez frente a la intolerancia o la opresión. La historia y el presente de la ciudad de Gdansk son un ejemplo de sensibilidad ante el sufrimiento, de solidaridad, de defensa de las libertades y los derechos humanos y de extraordinaria generosidad.»
Un viaje a Gdansk nos lleva a saborear un puerto con grúas centenarias, casas convertidas en suntuosos palacios y un pedacito de historia en cada rincón. Y para conocer lo mejor de la cuna de grandes personalidades como Schopenhauer, Fahrenheit o el propio Wałęsa, lo mejor es fijarse en los detalles, en las gárgolas que sobresalen de las barandas, los rostros pintados en las fachadas y ese brillo del ámbar que sigue iluminando el cielo de la ciudad. Gdansk es una ciudad para pasear mientras se alterna en tabernas con historia y se persigue la vanguardia que llama a todas sus puertas. Es una ciudad para vivirla a fuego lento…
En el video, Lukas Stege, conductor del programa Escápate, del canal alemán, Deutsche Welle, nos lleva en un recorrido por esta fascinante ciudad.
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